Que se ganen la autoridad, parte II

En mi opinión, empiezas a tener autoridad legítima cuando el equipo te escucha cuando hablas, cuando creen y confían en tu criterio y te siguen por convencimiento y no por miedo. Esta es la autoridad por aceptación y está ligada a la habilidad y conocimiento del líder. Esta autoridad, a diferencia de la jerárquica, no se impone, se gana. Es la autoridad carismática, guay, la que se basa en el respeto que la gente tiene hacia quien considera su líder y se fundamenta en la personalidad, el conocimiento y la forma de actuar de este. Hablamos aquí de reconocimiento legítimo de una posición de liderazgo dentro de una estructura organizativa y lo diferenciamos del poder, que se refiere más a la capacidad de influir o controlar a otros y que va muy ligada a la posición jerárquica.

El liderazgo, a diferencia del poder, necesita la habilidad para influir en los demás, aunque no sean subordinados. El líder ejercerá su influencia basándose en actuaciones, conocimientos técnicos, en credibilidad y contaminará a los colaboradores con energía altamente positiva. El poder viene con el cargo y es más la capacidad de someter a personas o dominar situaciones. El directivo que solo tira de la autoridad que le otorga el cargo será olvidado tan pronto como lo abandone, y su huella será borrada.

También encontramos en las empresas personas que tienen autoridad técnica y que va ligada al conocimiento y la experiencia de la persona en un campo específico. Cuando decimos que alguien tiene autoridad en la materia, es que su grado de experiencia en ese tema está fuera de discusión y, por lo tanto, su opinión es altamente considerada. Este tipo de autoridad técnica es necesaria en los niveles intermedios de las organizaciones, en los puestos clave de los departamentos. Estas personas toman decisiones operativas y proveen a sus jefes con información relevante para el negocio y la toma de decisiones. Son piezas imprescindibles y admito que siento mucho respeto por los profesionales que tienen ese poder que da el conocimiento y el detalle.

Pero es cierto que he visto promover a profesionales con mucha autoridad técnica a puestos de dirección y fracasar en la encomienda. La razón que encuentro es que tiene poco que ver el conocimiento técnico y la gestión de personas y de conflictos y las cualidades de una y otra posición difieren en gran manera. No todos los técnicos puedes ser líderes ni todos los líderes son buenos técnicos.

Hablemos también de otro punto importante y que tiende a ser olvidado cuando se habla de liderazgo y es la importancia de dar ejemplo con conductas visibles y fáciles de recordar. Claro que es necesario hablar, pero las palabras y los discursos, siendo necesarios no son suficientes. Necesitamos mostrar, dar ejemplo de aquello que queremos implantar. Si ambicionamos ser un modelo para seguir, debemos enseñar el modelo con hechos, no solo con palabras.

Si queremos mejorar, por ejemplo, la conciliación en el equipo es necesario que el jefe se aplique una disciplina de horarios acorde con la que quiere implantar al equipo. Si queremos fomentar la rigurosidad no deberíamos nosotros, directivos, llegar tarde a las reuniones y mal preparados.

Si predicamos con el ejemplo, los equipos nos seguirán y aumentará la empatía y la cohesión del equipo.

Sobran directivos con autoridad racional y faltan líderes inspiradores que convenzan con sus acciones y ejemplos.

Hasta la próxima.

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